Homilía
Domingo 17º de tiempo ordinario B
29 de julio de 2012

Primera lectura: 2 Reyes 4: 42-44
Salmo responsorial: 145:10-11, 15-16, 17-18
Segunda Lectura: Efesios 4: 1- 6
Evangelio: San Marcos 6: 7-13

Pan para las masas

Sin duda sabemos que la Iglesia fue más autoritaria antes del Vaticano IIº. Pero no es, ni hoy, un modelo de dulzura pastoral ni de luz evangélica. En este prado eclesiástico, todavía las definiciones arbitrarias siguen comunes entre los párrocos, los comités litúrgicos, los Papas...y otros muchos.
Estos domingos, poniéndole paréntesis a Marcos, escuchamos la historia de la distribución de los panes y peces encontrada en el texto de Juan. El evangelista nos invita a ser más auténticos y reales en nuestra celebración de la Cena del Señor. Juan nos habla, no de una comida para los élites, sino de una mesa abundante para todos. Cinco mil invitados traen presupuesto alto y gran sentido de fiesta. El milagro fue no excluir a nadie; la historia proclama la existencia de una comunidad eucarística, en la cual nadie pasará hambre ni tendrá sed.

Jesús quería llenar las masas con cosas buenas. Sabemos que los milagros suceden, no en lo material, sino en las personas. Jesús partió el pan y la gente respondió de forma positiva.

Los milagros suceden entre las personas que los necesitan. No hay milagros para los élites y arrogantes, sino para las muchedumbres con sus quejas reales. Los pobres buscan a Jesús y quieren aprovechar su presencia allí para comer. ¿Y por qué no? Piénsenlo; ¿había algún otro que se molestara por ellos?

El grupo alrededor de Jesús no era de élites como los nósticos del pasado o los del Vaticano hoy que parecen cambiar el evangelio en una meditación trascendental.

Los fieles del pan partido no piensan de esa manera; ellos ven el Cuerpo de Cristo como un don que sirve a todos los reunidos para su toque, alimento y consuelo. No es el pan eucarístico que establece la comunidad, sino la comunidad que hace la eucaristía.

El pan de la misa, como el pan de ese día de milagros, no excluye a nadie ni es de unos cuantos familiares o amigos para su celebración de una liturgia perfecta. La señal del mensaje eucarístico de Jesús se encuentra sólo en la abundancia de la comida que se reparte entre todos. Celebrando la eucaristía debe animarnos a buscar la manera de alimentar a todos del barrio.

Jesús compartía el pan con los que sufrían de la soledad y el dolor y, a la vez, celebraba con los que daban sus primeros pasos hacia una vida creadora y liberadora. Nosotros podemos compartir y captar el sentido de esta acción del Señor. Por ejemplo, participamos en la eucaristía, no porque las liturgias están perfectamente coordinadas, sino porque nos sentimos recogidos por los que nos aman, parten el pan y nos ofrecen la copa. No se necesita un lector perfecto o un cantante que sostiene todo un coro con sus cuerdas vocales; ni hacen falta homilistas de lengua dorada, sino personas que se identifican con el pueblo y dan expresión a sus sonrisas y lágrimas.
La eucaristía significará más que una obligación dominical si aprendemos a vernos con amor y apreciar el hecho de estar juntos, cuando vemos el pan del altar sólo como una parte del alimento que se da al vecino necesitado o damos una morada a los que no tienen casa. Tendrá sentido cuando proveemos un supuesto derecho al trabajo, no para destruir sindicatos y los sueldos justos, sino como la oportunidad ofrecida a todo ser humano para cosechar el fruto de sus labores.

La eucaristía no es un rito cultual, sino la expresión de nuestra vida compartida en el Señor Resucitado quien vive solidario con los demás. No es la liturgia, sino la vida la que debe tener sentido cuando nos reunimos para cantar, conversar y llegar a ser vecinos.

A pesar de lo que sea la Iglesia en sus estructuras pesadas, nosotros que nos reunimos alrededor de esta mesa del Señor tenemos que vivir como Jesús. Será una vida rica y arriesgada, una vida vivida para con los demás.

 

Donaldo Headley



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Arte de Martin Erspamer, O.S.B.
de Religious Clip Art for the Liturgical Year (A, B, and C)
[“Clip Art” religioso para el año litúrgico (A, B y C)].
Usado con permiso de Liturgy Training Publications. Este arte puede ser reproducido sólo por las parroquias que compren la colección en libro o en forma de CD-ROM. Para más información puede ir a: http://www.ltp.org/