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Homilía
Trigésimo Tercero domingo
del Tiempo Ordinario C
17 de noviembre, 2019
Donaldo Headley

... ya Llega el día

Hoy nos dice Malaquías que pronto llegará el día cuando toda la basura de nuestras vidas será quemada. Sus palabras son una palabra de esperanza. Reunidos en el Espíritu de Dios, esperamos un juicio que no divide ni separa, sino que libera. Será esto el don divino que florece en lo que da sentido a las luchas de nuestra vida.

En esto tiempos, los fundamentalistas y pentecostales protestantes o católicos esperan el fin del mundo, pensando que Dios numera nuestra historia. Según Lucas, el fin del mundo conocido no pasó ayer ni pasará mañana; es el acontecimiento de todos los días.

Nos paramos allí sosteniendo en las manos las bolsas de basura que queremos meter a los archivos de la historia.

Probablemente, ninguna parte de la Biblia ha sido tan mal interpretada como las selecciones de un carácter apocalíptico.  A menudo se comentan como profecías cuando  no hay nada más lejos de la verdad; es por esta tendencia que los textos han perdido su sentido poético y su reto radical a nuestros sueños y esperanzas actuales.

El libro de Revelación es un documento apocalíptico y nunca habla del futuro. Está lleno de las presentaciones simbólicas de los libros bíblicos anteriores; por este motivo, se encuentra al final de todos ellos. No se entiende cuando se encuentra aislado del Antiguo Testamento.   Es una crítica radical de la situación de las comunidades cristianas que luchaban con paciencia para eliminar el imperio romano opresor. Es un documento poético y subversivo de los años 85 E.C. El libro proclama la victoria total de Cristo y Dios.

En su texto narrativo, Lucas repite la visión complicada y apocalíptica de Marcos, sumándole su conocimiento de la destrucción del templo y la persecución de judíos y cristianos en el año 70 EC y más allá. El subraya la tragedia, torturas, juicios y ejecuciones de la época. Lucas claramente cree que la Iglesia siempre debe ser una comunidad que lucha en contra de todo ídolo de su tiempo y que naturalmente sufrirá castigos y martirios. Lucas no les ofrece alivios fuera de su propia verdad y la paz con la que esperan la venida de Dios o la conciencia de su pueblo.

Lucas habla en contra de las instituciones de su propio lugar y tiempo, diciéndonos que ellas siempre quieren absorber todo hasta ser tan pesados que solitos se caen. Su crítica tampoco excluye la Iglesia. Siendo nosotros Iglesia y gobierno, familia y vecindario, llegamos al juicio evangélico. Nos paramos allí sosteniendo en las manos las bolsas de basura que queremos meter a los archivos de la historia. A veces nos olvidamos que permanece algo entre nosotros más importante que el individualismo y que, en otras partes del mundo, se encuentra gente con un hambre mucho más profunda que la nuestra. Hay pueblos cuyo futuro ha sido robado y genocidios provocados por los que hasta hace poco compartían pan y trabajo con los víctimas.

Ciertos hechos no admiten una confusión. Todos hemos sido invitados desde la creación a profundizar una relación comenzada entre Dios, la Tierra y nosotros, la que no permite la existencia de sectarismos que matan. No cabe la mentalidad que nos ve como blanco o negro, serbio o croato, cristiano o musulmán. Los que dicen que los cristianos asesinan a los musulmanes de Boznia se equivocan porque no es posible para un seguidor verdadero de Cristo ofender a otra persona ni mucho menos matarla. Un pueblo no puede llamarse cristiano y abogar la ejecución de los criminales acusados, no obstante el crimen perpetrado. Para apoyar la silla eléctrica, la horca y las inyecciones mortales, primero se decide mantener, archivar y celebrar las basuras que nos dividen. Rechazamos al Espíritu de Dios que quita el caos porque el caos nos conviene para mantener nuestros odios y prejuicios más consentidos.

Si queremos saber cuándo llega el día de juicio, sólo hay que ver el reloj y el almanaque. Este es el día. Hoy mismo debemos echar nuestras basuras a la fogata y ver lo que el Reino de Dios nos da de la gracia y la solidaridad.

Donaldo Headley

Donaldo Headley se ordenó al sacerdocio en 1958. Se graduó con MA en filosofía y STL en teología de la Facultad Pontificia del Seminario de Santa María del Lago en Mundelein, Illinois.


Arte de Martin Erspamer, OSB
de Religious Clip Art for the Liturgical Year (A, B, and C)
["Clip Art" religioso para el año litúrgico (A, B y C)]. Usado con permiso de Liturgy Training Publications. Este arte puede ser reproducido sólo por las parroquias que compren la colección en libro o en forma de CD-ROM. Para más información puede ir a: http://www.ltp.org