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Encuentros con la palabra
Trigésimo Tercero domingo
del Tiempo Ordinario C
17 de noviembre, 2019
Hermann Rodríguez Osorio, SJ


¿Cuál será la señal de que estas cosas ya están a punto de suceder?

En el último “Encuentro con la Palabra”, comentábamos cómo la vida es el lugar privilegiado en el que se nos revela el rostro de Dios.

El Señor no es Dios de muertos, sino de vivos ... y es en la vida donde nos comunica su proyecto. Por tanto, los cristianos no tenemos que consultar, como los griegos, el oráculo de los dioses, o como los asirios, las estrellas (astrología), o leer la mano, o el cigarrillo, etc. Para consultar lo que Dios quiere en nuestra vida personal, comunitaria y social, sólo tenemos que abrir los ojos y mirar... No negar la realidad, no traicionarla ni mentirnos acerca de ella. No ser como el avestruz que piensa que, porque deja de mirar la realidad, metiendo la cabeza entre la arena, va a desaparecer el cazador. No se trata, pues, de difíciles jeroglíficos y adivinanzas; es sencilla; pero a veces las cosas son tan sencillas, que no las vemos; son tan simples, y tan cotidianas, que no les prestamos atención; por eso es fundamental tener ojos limpios y mirar sin miedo la realidad. Por algo Jesús, en un momento de inspiración y “lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: ’Te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste a los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido” (Lucas 10:21).

Esta fue la actitud fundamental de Jesús. Tener los ojos abiertos ante la realidad, ante las cosas sencillas de cada día, en las que descubría los planes de su Padre Dios. Jesús aprendió lo que aprendió sobre el Reino de Dios, mirando su vida y la vida de su pueblo. Sólo tomando el Evangelio de san Mateo, podemos llegar a una lista como la siguiente; Jesús habla allí de pan, sal, luz, lámparas, cajones, polillas, ladrones, aves, graneros, flores, hierba, paja, vigas, troncos, perros, perlas, cerdos, piedras, culebras, pescados, puertas, caminos, ovejas, uvas, espinos, higos, cardos, fuego, casas, rocas, arena, lluvia, ríos, vientos, zorras, madrigueras, aves, nidos, médicos, enfermos, bodas, vestidos, telas, remiendos, vino, cueros, odres, cosechas, trabajadores, oro, plata, cobre, bolsa, ropa, sandalias, bastones, polvo, pies, lobos, serpientes, palomas, azoteas, pajarillos, monedas, cabellos, árboles, frutos, víboras, sembrador, semilla, sol, raíz, granos, oídos, cizaña, trigo, granero, mostaza, huerto, plantas, ramas, levadura, harina, masa, tesoros, comerciantes, redes, mar, playas, canastas, hornos, boca, planta, raíz, ciegos, hoyos, vientre, cielo, niños, piedra de molino, mano, pie, manco, cojos, reyes, funcionarios, esclavos, cárceles, camellos, agujas, viñedos, cercos, torres, lagar, terreno, labradores, fiestas, invitados, criados, reses, menta, anís, comino, mosquito, vasos, platos copas, sepulcros, gallinas, pollitos, higueras, vírgenes, aceite, dinero, banco, pastor, cabras ...Y, así, podríamos seguir.

En estos elementos tan sencillos, descubrió Jesús lo que Dios le pedía y lo que Dios quería hacer con él y con toda la humanidad. No se trata de ver cosas distintas, nuevas, sino de mirar lo mismo, pero con unos ojos nuevos: “Pero Yahveh dijo a Samuel: (...) La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero Yahveh mira el corazón» (1 Sam. 16, 7). Esta manera de mirar es lo que caracteriza a los profetas; una mirada que no es propiamente la del turista. Esta es la respuesta para la pregunta que le hacen al Señor en el evangelio de hoy: ¿Cuál será la señal de que estas cosas ya están a punto de suceder? Ahí están. Sólo tenemos que abrir los ojos y mirar...

Hermann Rodríguez Osorio, SJ

Sacerdote jesuita, Decano académico de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá

Arte de Martin Erspamer, OSB
de Religious Clip Art for the Liturgical Year (A, B, and C)
[.”lip Art” religioso para el año litúrgico (A, B y C)]. Usado con permiso de Liturgy Training Publications. Este arte puede ser reproducido sólo por las parroquias que compren la colección en libro o en forma de CD-ROM. Para más información puede ir a: http://www.ltp.org